Dentro del mundo del sector corporate finance hay varios pilares que se consideran fundamentales para garantizar la buena marcha de una empresa concreta. Uno de ellos es, sin ninguna duda, el de la cadena de mando. ¿Qué es esto exactamente? ¿Por qué es tan relevante? ¿Cambia según el tamaño y los ingresos de cada compañía? Todas las respuestas a estas cuestiones y a varias más van a darse a lo largo del presente texto.
Una de las dudas más comunes que surge tras una compraventa de empresas es, precisamente, cuál es la nueva cadena de mando. La razón se encuentra en que la cadena es un elemento definitorio y personal de cada compañía, pues define su organización interna de forma detallada.
Así, puede definirse como la relación conjunta existente dentro de la organización jerárquica de una compañía. Permite identificar un camino ascendente, desde los empleados inferiores hasta el CEO, por el que pasa la información. Igualmente, está el camino de vuelta, que desciende desde el CEO hasta los empleados inferiores, por donde pasan las órdenes. Tal camino está formado por el escalón que marca cada superior sucesivo en la jerarquía empresarial.
Se encuentra en estrecha relación con la idea de unidad de mando. Esta refiere al modo en el que cada trabajador cumple órdenes de un solo superior para evitar contradicciones. Pues bien, la cadena de mando es la que une a cada único superior de forma progresiva desde las bases de la empresa hasta su cúspide.
En nuestros largos años dedicados a la gestión y diseño de estrategias rentables con private equity hemos identificado tres objetivos:
Cuando se llevan a cabo fusiones y adquisiciones empresariales los niveles de producción e ingresos original de la compañía compradora se ve modificado. Como consecuencia, es preciso cambiar también su cadena de mando. ¿Por qué? Porque la cadena jerárquica depende, en enorme medida, del nivel de producción, de ingresos y de empleados.
Uno de los sistemas que se utiliza más a menudo para el diseño de la cadena es el de 1 000 000 / 10. Veamos con dos ejemplos en qué consisten.
Una compañía tiene 200 empleados. Pues bien, se separan en grupos de 10 de iguales departamentos, lo cual nos da lugar a 20 superiores que controlan un equipo de 10 cada uno. Ahora se divide entre 10 a esos superiores, y da lugar a 2 nuevos empleados en un nivel jerárquico superior. Finalmente, dado que 2 es una fracción de 10, ya no es preciso situar un nuevo escalón entre ellos y el CEO.
De esta manera, un CEO tan solo tiene que recibir informes de 2 personas para controlar a 200 empleados.
Una compañía tiene 200 empleados. Si se analizan los ingresos que proporcionan y se dividen en grupos de 1 000 000, surgen las siguientes agrupaciones: 20, 30, 30, 20, 40, 25, 15, 20. Pues bien, cada uno de esos grupos debe estar dirigido por una unidad de mando. Salen así 8 empleados de nivel jerárquico superior. Estos deben agruparse según grupos de 2 000 000 de euros, dando lugar a 4 superiores, de nuevo divididos en 4 000 000, dando lugar a 2 superiores, justo los inmediatamente inferiores al CEO.
Después de todo lo dicho, especialmente en el apartado anterior, queda claro dónde reside la importancia de una asesoría financiera como la nuestra. Ninguna empresa es igual a otra, pues todas cambian en cantidad de empleados, tipo de decisiones que hay que tomar y preferencia organizativa natural. Por eso, cada cadena de mando ha de ser también diferente. Se ha de buscar la total adaptación y personalización con tal de evitar soluciones genéricas que no den respuestas claras.
En conclusión, ya ha podido verse cuál es el papel de la cadena de mando en el ámbito empresarial. Nosotros lo sabemos muy bien, pues en Anquor Corporate Finance llevamos más de 30 años dedicándonos a las corporate finance. Esto nos permite tener una perspectiva y un conocimiento muy amplios, con los que sabremos dar respuesta a cualquier duda que se nos plantee.
Naming and corporate identity by Little Buddha
